Tus pies fríos
en mis atardeceres húmedos,
tus inviernos en mi espalda,
apaciguar esa luz que se asoma
de tu vientre,
mirarte cuando despierte
y recorrer todas tus líneas
hasta vaciarme,
cerrar los ojos
y que vuelvas a amanecer en mi mirada.
Esta noche,
quiero que duermas
en el vaivén de mis piernas
hasta que la noche desaparezca.