La noche
es de quien respira
a un lado tuyo,
cuando todo cesa,
cuando el tiempo
deja de existir
en las sábanas,
y los pensamientos
son de dos;
la apacibilidad
de esos rostros
acariciados por los años,
deja entrever
el frenesí expuesto
por las palabras que se forman
entre ellos,
cuando nadie más observa.
Ese frenesí
que atraviesa paredes y puertas
con la intensidad
de un destello inacabable,
que por alguna razón,
reaparece todas las noches
y que parece no tener regreso.